Hoy celebramos a la Patrona de los músicos

22.11.2020

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: Memoria de santa Cecilia, virgen y mártir, que, según la tradición, consiguió la doble palma por amor a Jesucristo, en el cementerio de Calixto, en la vía Apia de Roma. El título de una iglesia en el Transtíber lleva desde antiguo su nombre (s. inc.).

Su festividad se celebra el 22 de noviembre.

Breve Biografía

La gran devoción popular hacia la virgen y mártir romana hizo que el nuevo calendario litúrgico conservara su memoria, a pesar de que faltan documentos históricos anteriores al siglo VI. Esta devoción y el mismo patrocinio de Santa Cecilia sobre la música sagrada se deben efectivamente al relato de su martirio, titulado Pasión, fechado después del año 486. En ella la fundadora del "título" de la basílica de Santa Cecilia en Trastévere es identificada con una santa homónima, enterrada en las catacumbas de San Calixto y que habría sufrido el martirio durante el imperio de Alejandro Severo, hacia el 230.En la Liturgia de las Horas se lee: "El culto de Santa Cecilia, bajo cuyo nombre fue construida en Roma una basílica en el siglo V, se difundió ampliamente a causa del relato de su martirio, en el que es ensalzada como ejemplo perfectísimo de la mujer cristiana, que abrazó la virginidad y sufrió el martirio por amor a Cristo".

Cecilia, noble y rica, iba todos los días a la Misa celebrada por el Papa Urbano en las catacumbas próximas a la Vía Apia, y una multitud de pobres la esperaban porque conocían su generosidad. En el día de su boda con Valeriano, mientras el órgano tocaba, ella cantaba en su corazón: "solamente para el Señor" (de este pasaje de su Pasión tuvo origen el patrocinio de Cecilia sobre la música sagrada); después, llegada la noche, la joven le dijo a Valeriano: "Ninguna mano profana puede tocarme, porque un ángel me protege. Si tú me respetas, él te amará, como me ama a mí".
Al contrariado esposo no le quedó otro remedio que seguir el consejo de Cecilia, hacerse instruir y bautizar por el Papa Urbano y después compartir el mismo ideal de pureza de la esposa, recibiendo en recompensa su misma gloria: la palma del martirio, al que por gracia divina se asoció también el hermano de Valeriano, Tiburcio.Aunque el relato del martirio parece fruto de una piadosa fantasía, históricamente es cierto que Valeriano y Tiburcio fueron mártires y que fueron enterrados en las catacumbas de Pretestato. Después del proceso, narrado con abundancia de detalles por el autor de la Pasión, Cecilia fue condenada a la decapitación, pero los tres poderosos golpes del verdugo no lograron cortarle la cabeza: esto se debió a que, según el relato, Cecilia había pedido al Señor la gracia de ver al Papa Urbano antes de morir.En espera de esta visita, Cecilia pasó tres días en agonía, profesando su fe. No pudiendo decir ni una palabra, expresó con los dedos su credo en Dios uno y trino.

Se la representa con túnica y manto de las doncellas romanas o con traje de época. Hasta el Renacimiento su único atributo era la corona de flores. Desde el siglo XIV se la representa con instrumentos musicales, principalmente el órgano, lo que probablemente deriva de un error de transcripción.

Cecilia es un nombre romano quizá de origen etrusco, asociado durante un tiempo con «ciego». Según la etimología medieval estaría en cambio asociado con «cielo» y «azucenas», Cieli Lilia. Su vida terrenal transcurrió en el siglo III en Roma. En la cual fue Virgen y mártir romana. Bajo su protección se ponen los músicos, tañedores de laúd, poetas y cantantes. Su culto se difundió inicialmente en Roma; después de la traslación de sus reliquias, en el siglo IX, se difunde al resto de Italia, a Francia y a toda Europa.

Esta pintura fue encargada por Elena Duglioli Dall'Olio de Bolonia. Ella era famosa por tener visiones extáticas en las que la música jugaba un importante papel, esta puede ser la razón por la que pidió una imagen de Santa Cecilia, patrona de la música. Rafael decidió darle la forma de una Sacra Conversazione, con Santa Cecilia en el centro rodeada por los santos. La exaltación de la pureza es la idea central que está detrás de esta pintura. Esto se expresa en las figuras observadas en ambos lados de la figura principal: San Juan Evangelista es el santo patrón de la iglesia, y San Pablo simboliza la inocencia, mientras que San Agustín y Santa María Magdalena se destacan por la pureza recuperada a través de la expiación después de una aberración pecaminosa. Sólo St Cecilia levanta la cara hacia el cielo, donde un coro de ángeles aparece a través de un agujero en las nubes. La monumentalidad de las figuras típicas de la actividad de Rafael durante este período, domina los demás elementos figurativos. En la leyenda de Santa Cecilia, también, el pintor hace hincapié en su deseo de preservar su pureza. A medida que escoltaban a Cecilia a la casa de su prometido, con el acompañamiento de instrumentos musicales, en su corazón, ella llamó sólo a Dios, rogándole que preservara la castidad de su corazón y su cuerpo. Así se cuenta la leyenda del siglo V, y por lo tanto en esta imagen Cecilia no oye la música profana, con los ojos levantados hacia el cielo y conecta directamente con el coro de los ángeles.

Los datos sobre la vida de Cecilia son una refundición de la Leyenda Dorada sobre la base de la Pasión. La joven cristiana Cecilia había hecho voto de virginidad, pero fue prometida a un pagano llamado Valeriano. La noche de bodas le reveló que había un ángel que defendía su cuerpo, ya que había consagrado a Dios su virginidad. Valeriano pidió explicaciones, tras las cuales se convirtió y aceptó el bautismo. Vio al ángel del Señor, de quien recibió una corona de rosas, mientras que su esposa recibía una de azucenas. También se convirtió Tiburcio, hermano de Valeriano; ambos fueron martirizados a causa de su nueva fe. Después de ellos, Cecilia, tras rechazar abjurar de su fe, fue condenada a la decapitación.

La iconografía de santa Cecilia no tiene ninguna relación con su vida, y desde el siglo XV está vinculada a la música. La causa es una arbitraria transcripción del texto de la Pasión en la liturgia de la santa con la triple repetición de canticus organis, en el que se refiere a la música de la fiesta de su casamiento, que Cecilia no escuchaba, ya que estaba dispuesta a ofrecer a Dios su virginidad.Orazio Gentileschi, Los mártires Valeriano y Tiburcio y santa Cecilia visitados por un ángel, hacia 1607, Milán, Pinacoteca di Brera.

Tiburcio, hermano de Valeriano, vio al ángel de Cecilia tras convertirse y ser bautizado. El esposo de Cecilia contempló con estupor al ángel, que estaba siempre con ella como defensor de su virginidad. El ángel le llevó a Valeriano una corona de rosas perfumadas, procedentes del Paraíso, y una palma, símbolo de su inminente martirio. Detrás de Cecilia, junto al órgano, está la corona de flores que le dio el ángel, su atributo iconográfico. Cecilia, ya visible en su santidad por la aureola, saludó al ángel que apareció ante su esposo Valeriano.

De acuerdo a los convenios artísticos de la época, esta no era una representación inmaculada de una santa, sino una expresión gráfica de un cuerpo incorrupto, que revela su postura original. Puede contemplarse cómo está acostada de lado, en tamaño natural, con la boca en posición de habla, con las manos entrelazadas en las que una de ellas mostraba el dedo índice y en la otra se le veían tres dedos (simbolizando la fe en la unidad divina y en la Santísima Trinidad) y con la evidente marca de su martirio en el cuello.